Oigo la vida en tus manos,
puro como la fina arena
volándose en mi piernas,
sonidos que recorren las inmediaciones
de los corazones escritos desde antes,
de las certidumbres generadas por un instante.
Hoy mi vida en tus manos,
puro como las nubes blancas
en un cielo que no muestra defectos,
ofrece aromas divinos
sabores misteriosos
sin más que fe en la suerte.
Olvido las posibilidades
referidas a las casualidades,
monstruos merodean las inmediaciones
de los corazones escuchados desde antes,
de las incertidumbres generadas antes de nacer.
Hoy la vida encuentra
pura como nunca antes,
en un cielo verdaderamente claro,
nuevos aromas inestables en mi mente,
sabores imperiales
sin más que amores en la suerte.
Roces peligrosos
de cables principales,
es tan perfecto y delicado esto
que podría resultar volátil.
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