No pretendo ostentar
siquiera el placer de estar vivo.
La forma, la obsecuencia ósea
Y sus despiadados labios,
Mejorando en estos tiempos
De secretos irresueltos,
Y Valores irrazonables.
No pretendo juzgar
Las proporciones de vuestro asunto,
Ese aroma, pretendo, ahora si,
Un aroma indecifrable y complejo,
Mezcla de flores salvajes
hierbas misteriosas y una pizca de no se qué!
Pero que tan bien sabe en mis labios.
No pretendo ostentar
Siquiera el placer de la muerte,
Dentro de todos los rincones
Mundanos y sobrevalorados,
Llegando de a poco la hora
De volver a reaccionar.
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