Al ver todos esos cocos que caen desde la palmera,
Pienso que tal vez no sea prudente bajar.
Recuerdo caminos que se han hecho cuesta arriba,
Y entiendo a quienes se pierden pero
No puedo imitar su sonrisa,
Más me culpo por las formas,
Porque nunca quise parar.
Entiendo que en los impulsos
Habitan seres irracionales,
Psicópatas con hambre de gloria,
Perpetuas condenas que esclarecen
Crímenes juzgados desde el Averno.
Al ver qué el atardecer arde en llamas,
Pienso que tal vez no sea lícito escapar.
Recuerdo atajos como experimentos de ciencia,
Y entiendo que quién se pierde
Termina buscando una salida,
No siempre está bien iluminada,
Porque no hay escapatoria más intrincada
Que la vida misma.
Vuelvo al cotejo del amor,
Y siento el humo que ha dejado el fuego,
Puedo caminar con altitud verdadera,
Las brasas llameantes no detendrán mi paso,
Ya tengo vista la salida.
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