viernes, mayo 29, 2009

|| Intuiciones ||

Una intuición, voraz, generó una constante incertidumbre,
minusiosas papeletas de escritos inentendibles,
se desparraman por toda mi casa,
cubriendo el suelo y todo pensamiento natural.
Cerca de la madrugada, una visita inesperada
recoge las hojas mientras me hace, dulcemente, el amor,
recuperando asi, los colores naturales de un mortal,
no pregunta ya, que he hecho, ni que suelo hacer,
mi alma, registró su mirada, restando puntos a lo sagrado,
e incrementando las sospechas que tenía acerca de mi,
de que quiero y que quisiera hacer desde ahora hasta la muerte.
Mi casa que estropeada de llantos y rasguñada por la ira,
seduce a los ángeles que, ahora oigo, a ir a pasear,
por ricones, insospechables e inconstantes,
derramando asi mi sangre y mis cientos de suspiros.
No sabía que estaba así,
sólo que lentamente, pasaron las horas,
y ya mi alma no pregunta, ni me seduce la vida que llevo,
desde aquel fin de semana,
las intuiciones se forjaron maliciosas,
y generarón alternativas estruendosas,
volcando mis días por donde no hay vasos,
por donde nunca superé estar, ni volvería a intentarlo,
la criminalidad de jugar a amar,
no la cometeré ni apostaré mi corazón,
sí, se puede ser feliz,
sólo que para saber la hora hay que mirar al Sol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

no puedo evitar leerte...se acerca a la sensacion de estar abrazada a vos, se acerca!, no se iguala!...para nada