El sabroso sabor de su simpatía,
Y el dulce perfume que tanto añoro,
Las buenas y tan largas noches
Que sin querer fueron tomando formas irreversibles,
E insisten en no cambiar de rumbo,
Ni de color de ropa ni de sabor de coca,
Sus labios que en los míos millones
Y en mi cuerpo mil ciclones.
El delicioso sabor de su alegría,
Y (reincido), su perfume que al anís deja amargo.
Sentimientos que a través de la nariz
Son locuras que juntas al salir el Sol
Disparan contra las realidades y desobedecen,
Después del amor, un sangriento despertar
Nos revela clandestinidades e imprudencias,
Nada importa y el freno sería absurdo.
Mis manos no admiten miedos,
El sabor que cautivó estas pieles,Es el mismo condimento que busqué por años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario