“Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”,
Improntas voces despiadadas,
Vierte al cauce ingrato de la vida,
Profundas envidias,
A veces son palabras,
Otras veces son miradas,
Y por sobre todas las cosas,
Son pensamientos.
Invocan las miserias menos humanas,
Y se brotan de malas energías.
Ladran, pero por mi que sigan aullando,
Pues hasta los fines voy cabalgando,
No me persiguen, presiento,
Vendrán como estampidas de nuevo,
Están al acecho sin calma.
Se Gui me,
Siempre te estaré cuidando.
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