Intenta serenarte en los momentos de ardua locura,
Cuando sopla el viento entre los ojos es del sur,
Si tan solo resonaras en mí como un latido perpetuo,
Trataste solo de jurarme confianza y te olvidaste
Te olvidaste de verme volar con los pies llenos de frió,
La mirada perdida a través de las hojas que dejó el otoño,
Monjas que se cagan en Dios y lo veneran a la vez,
No es que el mundo este loco, ni mucho menos,
Las estúpidas leyes y creencias nos condicionan,
Pensaron que con las reglas podrían detener mi locura,
Que error ridículo los estamentos no son como antes,
Quieres que vuelva a ser el de antes y no te conviene.
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