El filoso contorno de tus nubes
Comienza a desesperarme,
Unas pequeñas gotas que caen como zafiros en el suelo,
Logran desprenderme de algunas impaciencias.
Amaneciendo en tus días como un chacal
Desesperado de hambres y silencios,
Angurriento de inoportunos desvaríos y tediosos malestares,
Temiendo que tal vez quizás mañana sepas negarte
A crueles sacrificios que me impiden crearte.
Los obtusos ángulos de tus rutas
Comienzan a desbaratarme,
Y unos sencillos sonidos de vientres enamorados susurran fe,
Llenando mis caminos de glorias y placeres.
Atardeciendo en tus manos como un chacal
Sofocado de angustias y dolores sinfines,
Famélico como tus crueles pestañas
Que cerraron esos ojos que supieron ser míos,
Y no quiero más corderos insípidos,
Sensaciones en mis fauces tal cual había soñado,
Son tu boca y tus amores los que llenan de sabores mi vida...
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